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10 SITUACIONES QUE INDICAN UN CONSUMO PROBLEMÁTICO DE ALCOHOL



El alcohol ha formado parte de nuestra historia desde sus inicios, forma parte de nuestras costumbres, actos sociales y tradiciones. Ya los griegos rendían culto a Dionisio y ofrecían bebidas alcohólicas a los dioses, y su consumo comenzó a asociarse con salud y bienestar durante la Edad Media, de ahí que las bebidas alcohólicas fuesen denominadas aqua vitae o “agua de vida”.


En la actualidad se sabe que el alcohol es una droga y que altera nuestros pensamientos, conducta y manera de relacionarnos con los demás. Existen revisiones médicas que sugieren que el consumo de alcohol en pequeñas cantidades puede reducir el estrés, promover la cordialidad y disminuir la tensión, la ansiedad o la falta de interés. No obstante, un consumo excesivo puede llegar a originar muy variados problemas, por citar algunos; pérdida de apetito, cirrosis hepática, impotencia sexual, pérdida de memoria, etc… siendo la dependencia a esta sustancia uno de los más graves.


Según las estadísticas presentadas por el Observatorio Español de Drogas y Toxicomanías de 2013 el alcohol es la sustancia psicoactiva más generalizada en la población de 15 a 64 años de edad, en la medida en que el 93,1% ha tomado bebidas alcohólicas en alguna ocasión en la vida, proporción que se ha ampliado ligeramente en los últimos años. Por lo aceptado que esta el alcohol en nuestra sociedad y lo fácil que es acceder a éste, no es extraño que actualmente, sea la primera toxicomanía en muchos países del mundo.


El abuso y la dependencia del alcohol afectan a todo tipo de personas, en todas las clases sociales y niveles culturales. No todas las personas reaccionan de la misma forma cuando consumen, pero al contrario de lo que mucha gente piensa no está demostrado que existan personas con una mayor predisposición genética a desarrollar una adicción al alcohol. Cualquier persona que beba en exceso puede convertirse en adicta al alcohol en más o menos tiempo.


A continuación se exponen 10 situaciones que indican que una persona puede estar teniendo un consumo problemático y por lo tanto un mayor riesgo a desarrollar una dependencia:


1. El consumo de alcohol lleva a la persona en más de una ocasión a no cumplir con las obligaciones laborales, familiares o sociales.


Ejemplo de esto son situaciones como quedarse dormido y no presentarse al trabajo por haber consumido la noche anterior, no llevar a los hijos al colegio, no atenderlos por no sentirse en una adecuada condición física tras un consumo de alcohol o tener problemas con otras personas bajo los efectos del consumo que te llevan a actuar sin meditar las consecuencias de los actos.


2. Consumir en situaciones de peligro para uno mismo o en situaciones donde se pone en peligro a otras personas.


Consumir en situaciones que pueden suponer un riesgo para la vida debido a los efectos del consumo. Por ejemplo; conducir un coche o manipular maquinaria bajo los efectos del alcohol poniéndose en riesgo a uno mismo o a otras personas.


3. Ser arrestado por comportamiento escandaloso o tener problemas legales como consecuencia de un consumo de alcohol.


Verse envuelto en disputas o tener problemas legales debido al consumo, como por ejemplo; realizar hurtos o actividades ilegales o verse envuelto en disputas en la vía pública creando daños materiales o físicos a otras personas.


4. Cada vez hay más necesidad de aumentar la cantidad de alcohol para conseguir los efectos deseados.


Esto es así porque el cuerpo se adapta a la presencia continuada del alcohol en el organismo, el efecto disminuye con el consumo continuado, por lo que cada vez se necesitará mayor cantidad de alcohol para conseguir los mismos efectos o similares. Este proceso es conocido con el nombre de Tolerancia, a mayor tolerancia más cantidad de alcohol será necesaria para conseguir los efectos que éste produce en la persona, como por ejemplo; llegar a un estado de embriaguez.


5. Sentirse irritable, deprimido o con malestar general, cuando no es posible beber alcohol.


En situaciones donde, por las características de la situación, no sea posible beber alcohol, se dan en la persona síntomas físicos y psicológicos que impliquen sudor en manos, hiperactividad, temblor, insomnio o ansiedad. Lo peculiar de esto es que cuando la persona vuelve a beber estos síntomas remiten y/o disminuyen.


6. Se ha intentado en varias ocasiones controlar o interrumpir el consumo de alcohol pero no ha tenido éxito.


Esto sucede cuando la persona intenta dejar de consumir durante un tiempo pero no llega a mantenerse en abstinencia el tiempo deseado por falta de control y un aumento del malestar general al no consumir la sustancia.


7. Se dedica gran parte del tiempo, del día o la semana, a consumir alcohol, quitando tiempo a realizar otras actividades.


Se dejan de hacer actividades que antes se consideraban placenteras y se ocupa gran parte de ese tiempo, o todo el tiempo, a consumir alcohol. Por ejemplo, dejar de quedar con los amigos para irse a beber a un bar solo, o dejar de practicar un hobby o deporte para quedarse en casa bebiendo.


8. Continuar consumiendo a pesar de ser consciente de tener problemas físicos y psicológicos que son directamente causados por el consumo o que empeoran con éste.


Por ejemplo, sufrir una ulcera en el estomago debido al consumo de alcohol y seguir bebiendo pasando por alto el problema de salud que irremediablemente va empeorando con el tiempo a medida que sigue el consumo.


9. Encontrar en el alcohol un alivio sistemático a sentimientos o emociones que provocan malestar.


Beber se convierte en un medio de combatir el malestar emocional, la timidez, la ansiedad, la tristeza, etc... Es muy común tener la sensación de que bebiendo “se evade uno de los problemas”.


10. La persona no puede llevar a cabo una actividad sin consumir alcohol o necesita beber para atreverse a dar el paso.


Beber alcohol como una manera de ´´tomar fuerzas´´ para iniciar una actividad. Por ejemplo, para tener relaciones sexuales o intimar con otras personas de manera sistemática, o para encarar el día con motivación. Esta dinámica fácilmente se convierte en una costumbre que puede instalarse en forma de dependencia en la persona.


En ningún caso se está afirmando que alguien que haya experimentado de manera aislada o ocasional alguna de estas situaciones significa que tiene un trastorno por dependencia al alcohol pero sí que es importante destacar la importancia de estar alerta cuando se da alguna de estas situaciones como modo de evitar agravar los efectos de el consumo y prevenir el desarrollo de una dependencia.


En mi experiencia como psicóloga en tratamientos de dependencia a sustancias constato la dificultad que supone para la mayoría de las personas, al igual que para sus familiares, aceptar que tienen un problema con el consumo de alcohol. Por ese motivo las demandas de tratamiento son escasas, y muchas veces pasan años hasta que se produce la petición de ayuda, agravando de esa forma las consecuencias del abuso del alcohol y dificultando también la recuperación completa de la persona.


Por eso mi recomendación es que si crees que este puede ser tu caso pide ayuda a una profesional, uno solo no siempre puede con los problemas pero hay gente que te puede ayudar, no dudes en pedir asesoramiento o ayuda. Lo mismo si eres un familiar.


Si tienes dudas sobre este tema o crees que puedes estar teniendo un problema con el consumo de alcohol puedes encontrar asesoramiento pidiendo una cita conmigo, realizaremos una valoración para identificar el tipo de consumo y nivel de riesgo que puedas estar teniendo y crearemos un plan individual adaptado a tu caso para tratar aquello que te preocupe.

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